Muchas veces la vida suele ser muy dura con algunas personas y cuando se es joven puede ser un callejón sin salida que los puede llevar a lugares no deseados.
Este joven puso todo su empeño, no bajó los brazos y decidió luchar para ser mejor persona, lograr lo que quería y poder ayudar a su familia.
Esta historia, que puede ser común en este tiempo, no fue en este caso y por eso quedó grabado como un ejemplo digno de imitar.
Llegó a la Biblioteca con su simpatía y una actitud humilde y tímida, quería consultar libros de Anatomía y Educación para la Salud, había comenzado la carrera de enfermería. Preguntó cómo podía hacer para llevar los libros a su hogar ya que el tiempo que tenía no le alcanzaba para estudiar en la Biblioteca pues tenía que trabajar.
Cuando se le dijo que podía hacerse socio se puso triste porque no podía económicamente hacerlo. La Bibliotecaria, conmovida por el gesto de tristeza del joven, le dijo que consultaría con la Comisión para que fuera becado. Al día siguiente cuando llegó y le dieron la noticia, fue tanta la alegría y el agradecimiento que no sabía cómo expresarlo y a las que pudimos vivir ese momento pensamos que todavía se pueden encontrar personas tan especiales, humildes, agradecidos y respetuosos.
Fue un socio muy especial, cumplidor, estudioso y agradecido, antes de terminar su carrera ya había conseguido trabajo en un hospital, su progreso fue muy grande al tener un trabajo seguro, siguió viniendo a la Biblioteca ya no sólo para leer libros de estudios sino también otros para enriquecer su cultura.
Un día se apareció en mi domicilio con un regalito que nos enviaba su madre en agradecimiento por haber ayudado a su hijo.
Con cuánta emoción recibí algo hecho con cariño por alguien tan humilde pero que seguramente era la hacedora de un joven tan lleno de virtudes.
Que bueno sería que en estos tiempos tan difíciles, hubiera más familias que encuentren la superación en el trabajo, la honradez y el esfuerzo diario para superar todas las dificultades y ser buenas personas.