Los pequeños del Jardín de Infantes

La niñez, hermosa etapa de la vida en la que se esconden en la mente y en el corazón momentos especiales que se viven y que volverán siempre cuando ya adultos repasamos algunas vivencias que marcaron nuestra infancia.

Seguramente los pequeños del Jardín de Infantes que nos visitaron ese día lo recordarán quizás como una aventura.

La visita estaba programada, llegaron a la hora designada con sus caritas hermosas, los ojos llenos de asombro y la ansiedad de los que esperan ver algo desconocido que siempre causa curiosidad.

Los acompañé a conocer el salón de lectura, al abrir la puerta para que ingresen les recomendé que hablaran en voz baja ya que había algunos jóvenes estudiando, luego una de las maestras les dio algunas otras recomendaciones.

Al ingresar me dió la impresión de ser un grupo de enanitos pisando sobre algodones con un paso que me hizo recordar la forma de caminar de la Pantera Rosa (dibujo animado).

Todos preguntaban algo como queriendo llenar en unos minutos toda la ansiedad contenida.

Fue hermoso atenderlos, la mayoría de los varones querían ver libros de dinosaurios y de naves espaciales, las nenas preferían cuentos y saber el contenido de los libros más gordos, muchos miraban los de Biología, especialmente los que tenían fotografías de pájaros de hermosos coloridos y de animales acuáticos.

Luego de recorrer el salón de lectura pasaron a un salón más pequeño donde tomaron asiento alrededor de una mesa donde las docentes les leyeron cuentos y leyendas y pudieron ver los libros que habían separado para que ellos pudieran hojearlos según la curiosidad de cada uno.

Al terminar la visita salieron como habían entrado y con cariño fueron obsequiados con caramelos que recibían con una sonrisa. Una nenita, de carácter especial, se ubicó al lado de la persona que se los entregaba, controlando que fuera equitativamente justa en el reparto y si por casualidad iba un caramelo de más le llamaba la atención para reparar su error.

Al retirarse dejaron algunos dibujos realizados con todo el cariño de los que ponen en su tarea, toda su capacidad de manifestarlo. La Biblioteca guardó esos dibujos como recuerdo de un momento muy especial.

Es tan bueno para todos visitar y disfrutar de la lectura en las Bibliotecas, y hacerlo desde niños como un hábito, es lo mejor que le puede pasar a los que quieren tener una formación no solamente cultural sino también espiritual, ya que en este lugar no hay solamente libros, también está la acogida amable y cariñosa de quienes consideran la niñez como la etapa más hermosa de la vida y quieren que ellos guarden en sus recuerdos más queridos el paso por la Biblioteca, para la que los niños y los jóvenes son la arcilla que hay que modelar de la mejor manera.

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