La historia de Maxi

La Biblioteca es también como una familia que se preocupa por algunos problemas de sus lectores y más aún cuando éstos son menores. Por diversas circunstancias y quizás sintiéndose queridos algunos jóvenes confían sus problemas a la persona que los atiende y ésta trata, dentro de sus posibilidades, de comprenderlo y ayudarlo a que resuelva su problema o al menos para que el joven no se encuentre en un camino oscuro donde la luz no aparece y sienta que el cariño y la comprensión le puede ayudar a encontrarla.

Maxi, un jovencito llegaba todas las mañanas muy temprano, y casi siempre pedía libros de historietas, se quedaba toda la mañana. Un día le preguntamos en qué horario concurría a la escuela, contestó con evasivas y algo nervioso, le preguntamos si estaba faltando a clase, algo avergonzado contestó que sí. Al preguntarle cuál era la causa contestó que no tenía deseos de estudiar, que estaba confundido porque sus padres se habían separado. Él vivía con su abuela a la que quería pero no le obedecía.

En ese momento comprendí el problema que tenía y le hablé con cariño, como si fuera mi nieto, le hice ver lo necesario que era para él, para su futuro, el que terminara la secundaria y así poder trabajar, ayudar a su abuela que lo quería, que por eso le pedía que estudie y siga queriendo a sus padres aunque en ese momento él no pudiera entender algunas cosas de los mayores.

Le dije:…”mañana tienes que volver a clase, nosotras te vamos a ayudar, yo te voy a esperar en la puerta de la escuela…” Me prometió que sí, que iria y, efectivamente, así lo hizo, me dio mucha alegría pero más cuando vino a la Biblioteca a pedir ayuda para rendir algunas materias que tenía previas. Lo ayudamos como él pedía y un día vino contento porque había rendido bien las materias. Lo seguimos en su esfuerzo para que terminara la secundaria.

A fin de año vino feliz a contar que había terminado. Parecía otra persona, estaba radiante, me abrazó y agradeció las palabras y consejos que le había dado en un momento en que a lo mejor se podía haber equivocado y nos habló de la felicidad de su abuela a la que él a lo mejor no la había comprendido.

Otras historias

Call Now Button